Un Detalle Qué Marcó Mi Vida

27 de noviembre, 2013

Por: Maria Conchita Arcalá

Siempre delibero unos días antes de escribir sobre temas muy personales. Por un lado, siento que me hace vulnerable contarle mis cosas a extraños. Pero luego, pienso que quizás contar mi historia puede inspirar a otra persona, o hasta lograr que no se sienta como qué es la única a quién le ha pasado. Así […]

Siempre delibero unos días antes de escribir sobre temas muy personales. Por un lado, siento que me hace vulnerable contarle mis cosas a extraños. Pero luego, pienso que quizás contar mi historia puede inspirar a otra persona, o hasta lograr que no se sienta como qué es la única a quién le ha pasado. Así que aquí va, otro post personal.

Fui chata hasta un día que amanecí y ya no era chata. Pasé al otro extremo, de un día para otro. Para una adolescente, esto es un problema. Los varones a esa edad (mentira, a todas las edades) son inmaduros. Ellos hablaban con mi pecho y yo, cacata al fin, les decía (con tono y actitúd) que por favor me miraran a la cara, ¡gracias!

Recuerdo que cuando iba a mi paseo de quince años con mis amigas a Europa, mi madre tuvo la idea brillante de comprarme sostenes «reductores» de aquellos que usan las abuelas. Yo estaba negada al principio, pero la verdad es que reducían bastante. Olvidemos que picaban y me daban un calor horripilante: los «chemise» Lacoste se veían mucho mejor con ellos que sin ellos. Me los llevé al viaje. ¡Bueno! Pasé una de las vergüenzas mayores que he vivido jamás. Es relevante que sepan que soy un ser muy torpe, me he caído en público en varias ocasiones, pero esto gana por mucho.

Una de mis amigas ha visto los sostenes en mi maleta y se ha puesto uno sobre su camiseta, burlándose  y diciendo «pero miren que grandes son» adelante de las demás que estaban en la habitación. Yo quería que la tierra me tragara ahí mismito. Entendí el dolor de Carrie, aquella chica ideada por Stephen King. Creo que de ahí nace mi pasión anti-bullying, pues fue una experiencia horrorosa.

Cuando tenía diez-y-nueve años mi madre entró a mi habitación una noche y se alarmó. En los hombros tenía zanjas hechas del uso del sostén. Mi espalda era muy pequeña para el peso de mi busto. Eso fue lo que la convenció una vez por todas de lo que yo tenía años pidiendo: había que reducirme el busto.

Les cuento/aviso/informo que reducirme el busto califica como una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Creo que lo único que la supera fue la decisión de casarme con mi esposo. No se me ocurre otra cosa que me haya impactado tan grandemente como eso. Mi vida cambió. En serio. Algo tan sencillo como usar una camisa de botones, que antes era una odisea porque se me abrían los botones en el medio, se convirtió en algo que no tenía que planificar o modificar (con botones de presión agregados). O tener que salir a comprar un traje de baño, una experiencia que concluía en lagrimas silenciosas en el probador, al ver que ninguno de los diez que me probaba me cuadraban. Por eso es que insisto tanto en los pequeños detalles y como estos marcan la diferencia, pues sé que cosas sencillas llegan a tener un impacto mayor.

¿Te pasó algo parecido? ¿Qué quisieras aprender sobre este tema? ¡Cuéntame!

 

  1. Karina Fabián dice:

    Me encantó este post! Viví la experiencia del cambio a la inversa y ha sido una de las mejores decisiones. Conozco al Dr. López y lo considero muy profesional y unas manos en las que se pueden confiar, eespero ver las respuestas a las interesantes preguntas que le han realizado.

  2. Giordana Moscoso dice:

    Me opere con el Dr. Carlos López luego de haberme operado con otro dr. con el cual no me fue muy bien, simplemente me salvo mis senos pues a los pocos meses de operarme por primera vez con el otro dr. tuve un encapsulamiento en ambos senos, el dr con quien me opere la primera vez procedía a hacerme un desencapaulamiento sin anestesia, lo cual era muy doloroso e insoportable, luego de haberme abierto más de dos veces, sacarme la prótesis y volverme a colocar las mismas. Llegue donde Carlos López con un dolor insoportable y mis senos tan duros como una piedra e hinchados y llenos de líquido. Cuando le explique todo lo que había pasado me dijo que esos
    Procedimientos que me habían hecho eran anti éticos y que no podía creer que un Dr. Pudiera jugar con la salud de una persona de esa forma. A las pocas semanas procedí a operarme y no tengo palabras para expresar lo agradecida que estoy, pues desde el primer día que pise la
    Clínica en la cual el ópera las atenciones fueron de primera, el es una persona a parte de muy profesional excesivamente humana, lo cual me permitió ponerme en sus manos con los ojos cerrados. El post operatorio fue muy tranquilo y siempre estuvo pendiente de mi no importaba la hora ni donde estuviera. Es la mejor experiencia después del trauma que había pasado anteriormente. Le he referido varias personas y todas coinciden en lo mismo que yo, que cuando visitas su consultorio el te brinda una paz y una confianza que simplemente decides operarte con el.

  3. Anónimo dice:

    QUE SE HACE CON LAS CICATRICES PARA LAS QUE TENEMOS QUELOIDE?

  4. CristinaRamirez dice:

    Me encanto este post, al igual que tu se lo que es tener. Que provarse muchisimos traje de baños en tiendas y sslir con las manos vacias ya que era M o L arriba y XS abajo . Tambien me hice la reduccion y estoy encantada con los tesultados, lo unico que no me ha gustado son las cicatrices, Alguna recomendacion?

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